Mi primera publicación en antología

Mi madre me dijo: "Siempre vas a recordar que en tu primera publicación te pusieron mal el apellido". Y tenía razón.

Una tarde estaba aburrida estudiando en la cama y pensando que perdía el tiempo memorizando algo que no me importaba en vez de hacer algo que se me diera mejor como escribir. Mi cerebro se inspiró, algo normal cuando estudiaba, y empezó a crear una historia. Me gustó, así que apenas tardé en tomar el móvil, abrir las notas y escribir aquello primero. El resto salió solo, no me costó ni un par de minutos hacer un microrrelato. Lo guardé y después del día de reposo lo volví a leer. Me encantó, sentía que era muy bueno, de modo que acabé pasándolo al ordenador, guardándolo en un Word.

Tiempo después, no recuerdo si fueron días o semanas, en mi búsqueda habitual de concursos de microrrelatos vi uno donde me encajaba y lo envié. No supe nada más de él en unos meses, por lo que supuse que no había ganado. Hasta que un día me dio por buscar mi nombre en Google, por si hubiera ganado o publicado algo y no me hubieran avisado. Me sorprendió encontrar un resultado nuevo, en una página de Facebook. Era una publicación con una lista grande de nombres y el título hablaba de los finalistas del concurso al que había enviado ese microrrelato y que formarían parte de la antología que habían publicado.

El libro solo se lo habían regalado a los ganadores y los que habían asistido a la entrega de premios habían podido comprarlo, pero en la misma publicación explicaban que el resto de personas podíamos enviarles un correo para comprarles el libro. Y lo hice, aunque fuera un poco caro, era mi primera publicación.

Cuando me llegó vi que era pequeño y fino, pero era un libro de verdad donde aparecía algo que había escrito yo. Entre tantos microrrelatos, creo que setenta, encontré el mío, todavía sin creerme del todo que hubiera conseguido algo así. Lo leí ilusionada y se lo mostré a mi familia, hasta que me fijé bien en el nombre. Tenía mi segundo apellido, el menos común, mal escrito. En mi familia materna estamos acostumbrados a que cuando decimos el apellido nos pregunten si es con s o con x, pero era la primera vez que lo veía escrito mal de otra forma. Busqué el correo electrónico para comprobar si mi nombre de usuario estaba mal escrito y no, donde envié el microrrelato y donde solicité el libro. Busqué en la plica por si lo hubiera puesto mal sin querer, y tampoco. Incluso en la publicación de Facebook salía bien escrito. Fue al hacer el libro y escribir mi nombre que lo pusieron mal. El problema es que no es solo una letra, son dos las que están mal, no sé de dónde se las sacaron.

Aquello me desaminó un poco, me quitó algo de ilusión después de verlo en mi primer microrrelato que había podido entrar en un libro. Si hubieran avisado a los finalistas por correo electrónico que iban a estar en un libro, algo que debería haber sido lo normal teniendo en cuenta que iban a utilizar sus nombres y sus creaciones, quizás hubiera estado a tiempo de avisarles para que lo corrigieran. Me enteré tarde y solo porque me dio por buscar mi nombre en Google, cosa que a raíz de eso hago de vez en cuando, encontrándome alguna sorpresa más.


Pesadilla

Me persigue mientras yo corro por las calles desiertas. No recuerdo el por qué, pero sé que me quiere matar. Lo miro fugazmente y me arrepiento al instante. Por girar la cabeza he tropezado y caigo al suelo. No consigo levantarme, las piernas me fallan y regreso al suelo. Me arrastro como puedo mientras él se acerca. Solo es una pesadilla, me repito, enseguida despertaré. Me quedo quieta pensado en eso y me atrevo a mirarle a la cara. Todo negro, como si de una sombra se tratarse, con ojos rojos brillantes y unas extremidades que parecen armas de matar. Me sonríe con sus puntiagudos dientes amarillos cuando llega hasta mí. En ese momento intento despertarme y me doy cuenta de que no es ningún sueño.

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