El único regalo

Allá por enero de 2020, que muy lejano me parece, participé en una pequeña antología navideña con este microrrelato. Puede ser un poco triste para tener inspiración navideña, pero es precisamente el contraste que quería conseguir para que fuera más llamativo el mensaje.


El único regalo

Cuando era pequeña siempre tenía un montón de regalos en Navidad. Los abría con mucha ilusión y luego esperaba a que mi madre les quitara todos los plásticos, grandes y pequeños, que envolvían a los juguetes. El suelo del salón se llenaba de dos enormes montañas, una con el papel que había roto y otra con todos los plásticos. En aquel entonces no me fijaba mucho en eso, solo quería coger mis regalos y subir a mi habitación a estrenarlos.

Ahora, contemplando el mar donde flota más basura que vida, me doy cuenta de todo. Con un cartón sucio me cubro la cabeza del sol, aunque eso no me salva de todo el calor que hace. Respiro hondo y toso por el aire contaminado antes de volver a caminar en busca de comida. Es 25 de diciembre y el único regalo que quiero es volver al pasado para evitar todos juntos este desolador futuro.

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