Día
22. Lobo
Notó
la mirada fija del lobo. Intentó ignorarlo. Escuchó sus aullidos. Comenzó a
caminar más deprisa. Sabía que quería cazarla. El animal consiguió llegar hasta
ella y atrapar su brazo. Sin pensar, le dio un puñetazo en su hocico. Pudo
escapar mientras el hombre la insultaba.
Día
23. Diamante
Era
el diamante más grande que había visto en su vida, incluso en aquella sala
llena de joyas destacaba demasiado. Se quedó minutos de más contemplándolo,
embelesada, hasta que unos pasos la hicieron reaccionar. Siguió limpiando con
temor a que le volviera a bajar el sueldo.
Día
24. Olvido
A
veces olvido que lo que llevas es una máscara. Que realmente no te importo
nada, pero a la vez necesitas presumir de mí delante de todos. Hay días que
siento que quiero agradecerte, pasar más tiempo contigo, y en seguida tengo que
recordarme lo que hiciste. Lo que eres.
Día
25. Viaje
Un
único pensamiento se repetía en su cabeza. Una sola frase que ni el dolor de
sus piernas podía distraerla. Tampoco la frenaba el ruido de las personas
moviéndose con prisa. Tenía los ojos fijos en él repitiendo aquel pensamiento.
No debería haberle insistido en salir de viaje.
Día
26. Umbral
Bajo
el umbral de la puerta vio arder la casa de su vecino. Sabía que él estaba
dentro durmiendo, pero no se movió, ni siquiera llamó a los bomberos. Tan solo
hizo lo mismo que él había hecho con aquel gato callejero días atrás.
Día
27. Armario
De
pequeño creía que había un monstruo en el armario, por eso pedía a su madre
cada noche que se asegurara de que estuviera bien cerrado para que no pudiera
salir. Ahora sabía que existía. Según su familia era él, su madre se seguía
asegurando de que no saliera de allí.
Día
28. Utopía
Decían
que era una utopía, un mundo demasiado fantasioso para ser real, imaginaciones
de unas locas. Y aunque quedaba todavía mucho por hacer, aquella sociedad de
igualdad se veía cada vez más cerca, para alegría de unas y rabia de otros.
Día
29. Géminis
Quiso
mirar si géminis era incompatible con aries. Otra excusa tonta más para
intentar rechazarla. Otra forma de mentirse a sí mismo, de intentar parar los
sentimientos que crecían en su interior desde que había aparecido en su vida.
Pero de nuevo fue incapaz de conseguirlo.
Día
30. Poesía
Su hablar era poesía para sus oídos. Su apariencia, cuadros de arte. Sus labios... Todo en él era belleza. Y todo lo quería para él. Nadie más que él debería poder apreciarlo. Nadie podía sentir lo que él le hacía sentir. Por eso le encerró en su casa aquel día.
Día
31. Alas
Tengo mis alas. Puedo verlas, notarlas tras de mí. Aparentemente están bien, blancas y brillantes, se mueven. Son iguales al resto de personas a mi alrededor. Entonces, ¿por qué yo no puedo volar? ¿Por qué sigo en el suelo?
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