Tres sonidos

Lo escribí para un concurso de relatos cortos de mi ciudad sobre violencia de género, en el 2019, y me encantó cómo quedó. Son de estos que te sientes orgullosa de ellos y te da algo de pena cuando no ganan.


Tres sonidos

El sonido resuena por toda la casa, pero sobre todo en mi cabeza. El mundo se ralentiza mientras caigo lentamente al suelo. Mis ojos solo pueden verte a ti. Tu silueta frente a mí, tu mano alzada y tu cara enfadada. Voy a caer al suelo, pero no pareces querer impedirlo. Te quedas quieto mientras yo bajo poco a poco. Siempre te ha gustado estar por encima de mí. Tu golpe inesperado me ha hecho perder el equilibrio. No, no ha sido inesperado. Llevo tres años cayendo, tres años aguantando, tres años engañándome dentro de una pesadilla de la que ni yo misma quería despertar. Voy a golpearme la cabeza contra el suelo y aun así soy incapaz de hacer algo.

Aunque quiero que el mundo pare para siempre, eso no sucede y acabo dándome contra el suelo. Pero mi mano ha impedido el golpe en la cabeza. Mi mano ha dado el primer paso. Mi mano ha sido la primera en despertar y mi cabeza es la siguiente. Lo único en lo que puedo pensar es en aprovechar esa fuerza, ese despertar. Me impulso hacia delante. Mis piernas aún no han despertado, pero consigo empujarte. Caes al suelo, asustado. Otro sonido que resuena por toda la casa. Este es el último despertador que necesitaba.

Mi cerebro deja de pensar mientras mi cuerpo se mueve solo. No, creo que ahora estoy pensando de verdad. Ahora vuelvo a tener mi propio control. Ahora es cuando mi mente se despeja y mi cuerpo se levanta. El mundo vuelve a girar, pero a gran velocidad. Me miras desde abajo y por fin entiendo tu obsesión, se está muy bien aquí arriba. Me agarras una pierna, como un niño pequeño que tiene miedo de que su madre le deje. Mi otra pierna va directa a defenderla y tú te encoges de dolor mientras tus manos van hacia la entrepierna. Comienzo a correr, quiero alejarme. Voy a la cuna y le cojo. Tengo que irme. Abro la puerta con tus gritos de fondo, tus insultos entre súplicas. Pero no te miro. Si me giro hacia el pasado, el pasado regresará. No quiero volver a esa pesadilla. El portazo es el último sonido que resuena por toda la casa.

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